CRIPTOMONEDAS Y SU ENORME PERSONALIDAD VOLÁTIL
Una característica adicional
de todas las criptomonedas es la elevada
volatilidad de sus precios. Esto genera una fuerte competencia derivada de
los nuevos lanzamientos de criptomonedas que añaden nuevas innovaciones
tecnológicas y, sobre todo, a la elevada dependencia que tiene el criptodinero
respecto a las regulaciones que imponen los gobiernos. Es muy frecuente
observar que las cotizaciones suben o bajan un 30% por semana sin que nadie se altere demasiado, sugiriendo que este es un mercado dirigido
a jugadores exploradores dispuestos a correr grandes riesgos. De todos
modos, a sabiendas de la predisposición del mercado financiero para correr
riesgos y de los costos que esto les imprime a los inversores desprevenidos y
al sistema financiero, el gobierno Chino comenzó a precautelar estos intereses,
prohibiendo que las empresas obtuvieran financiamiento a través de la emisión
de criptomonedas lo que provocó pánico entre los inversores y una caída del
Bitcoin desde aproximadamente 4.000 a 3.500 dólares mientras que el segundo
mayor jugador Ethereum cayó desde 340 a unos 280 dólares. También ocurre que el
Banco Central de China amenazó con cerrar las plataformas de cambio de criptodinero
por incumplir las normativas que previenen de blanqueo de dinero, considerando
que eran un mecanismo utilizado para fugar divisas y la respuesta fue similar,
una caída del 9% de la cotización.
La valorización de las
principales criptomonedas tiene el perfil de burbuja financiera. El Bitcoin inició su recorrido valiendo menos
de un centavo de dólar en su lanzamiento en 2009 hasta llegar a cotizaciones
que han superado los 4.000 dólares en septiembre de 2017 a pesar de la
prohibición anunciada por el Banco Central de China. Ethereum, la segunda
criptomoneda de acuerdo a la capitalización bursátil, tuvo un raid de precio
más descollante aún, partiendo desde valores en torno a 10 USD por Ether (es la
denominación de la moneda) hasta 400 en agosto y en torno a 290 en septiembre.
Es evidente que esto seguirá
siendo así porque en definitiva, su
aceptación depende de las regulaciones que los países realicen sobre el
funcionamiento de una moneda y estas regulaciones obedecen a razones no
mecánicas.
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